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CRONICA DE UN VIAJE A LA PIEDRA DE HUIXTLA

Por: David Torres Antonio.
Huixtla, Chiapas. A 28 de marzo de 2016. Las aventuras campiranas las he vivido desde mi adolescencia. He sido desafiante al peligro, a estas alturas con más de 65 años de edad, eso pasó a la historia. . Pero aún no me rajo, mis raíces y costumbres son de aquellas que a las cuatro de la madrugada en el rancho mi padre don Ranulfo  Torres Lozada ( QEP), él y  sus hijos estábamos de pie. Las mujeres mis hermanas al molino de mano, hacer la tortilla y los varones a agarrar el caballo, encillarlo y enfilar a la milpa. O también uncir la yunta (dos bueyes), que jalan la carreta.  De esto ya tiene sus varias lunas, más de 55 años.

Pero siguiendo con lo del Diario de viajes. Uno de mis hijos José Ranulfo Torres Castillo, me hizo la invitación a La Piedra de Huixtla, lugar que he visitado algunas veces como reportero , que por cierto en su momento escribí las crónicas de esos viajes, en el 2008-2009.

Acepté la invitación de mi hijo, quien está en la flor de la vida,  27 años de edad. A esa edad, a cual más se le hace un polvo la vida, no hay cansancio, lo que más sobra es energía. A esa edad del autor de estas letras, ya ejercía mi profesión el magisterio y además había dejado el “chupe”, el pasado uno de marzo de este año, cumplí cuarenta años sin probar una copa.

Pero para variar y pasando a otra cosa, les diré que ese viernes 25 de marzo, los carros de pasaje de la cooperativa de transporte Las Torres de Huixtla, no estaban en servicio. Yo y mi hijo nos fuimos a otra terminal Las lomas y aquí sí había servicio de  transporte para Santa Rita Coronado, de donde nos fuimos a pie hasta Barrio La Piedra y de aquí otro tramo para llegar a la majestuosa y legendaria Piedra de Huixtla.

Cabe decir que sí entra carro hasta el pie de la piedra, sólo que debe ser propio o contratar un autobús o una combi.

Si usted quiere irse en carro de pasaje. Aborde el carro que sale de Huixtla a Santa Rita Coronado. De este bello y pintoresco  lugar hay otra fruta la que llega a Barrio La Piedra.

La tarde de ese viernes estaba un tanto fresco por el clima del lugar, muy poca gente empezaba a llegar a La Piedra. Si acaso unas tres o cuatro familias.Sin embargo al día siguiente (sábado) se triplicó.

Ciertamente a este lugar asiste gente de todos los estratos sociales, de todos los credos y religiones, de diferentes nacionalidades y por supuesto personas de todo el país.

Sobre todo chiapanecos, pues como tales, deberíamos y más aún los huixtlecos,  conocer la famosa piedra, que a decir verdad, es impresionante estar al pie de esta roca milenaria y de muchas leyendas y mitos.

Al fin la hora de la oscuridad había llegado, momentos en que buscamos un lugar para acampar. Abrimos las mochilas y tendimos las cobijas sobre una piedra de regular tamaño, solo se escuchaban el trino de los grillos, el canto de algunos pájaros y las luces de luciérnagas que volaban a nuestro alrededor.

Por lo demás un silencio donde un airecito sopla de sur a norte, yo y mi varón despiertos en grandes pláticas.

Los mitos y leyendas de los lugareños se comentan, según espantan, que se oye cantar un gallo a media noche, que llega Juan No, y más cosas. Al menos esa noche, no oímos ni escuchamos nada.

Sábado 26. El autor de estas letras como siempre, despierto a las cinco de la mañana, a esa hora todos los días a escribir mi Diario personal y hoy  con el otro Diario el de viajes. A esta hora dondequiera que me encuentre, debo tener a la mano mi Diario personal, mi radio de pilas y un libro. Es una disciplina que a través del tiempo se vuelve una costumbre.

Algo estaba pasando en mi físico desde ayer, un pequeño malestar por aquello de que en los últimos días, según estudios, tengo cálculos en la vesícula y no hay de otra, que hacerme una cirugía en unos días más.

Fui preparado con medicamento y eso permitió que no me doblara, conversé con algunos. Encontré a don Virgilio Vázquez Méndez de 78 años de edad y su esposa doña Luvia Cifuentes Pérez, de 75 años de edad. Andaban de paseo, vivieron en Estrella Roja hace muchos años, hoy radican en la colonia 29 de septiembre, municipio de Tuzantán.Al momento de pasar por donde estaban, ellos merendaban y tan luego me vieron me ofrecieron de comer, sin conocernos degustamos una comidita y platicamos largo rato.

A otro de los amigos que encontré a José Luis Paz Pacheco, camarada del mismo oficio, columnista de algunos medios de comunicación de la región, quien al verme de dijo: “Qué haces aquí”. A lo que le respondí “ Aquí al pie de la piedra.”. Lo acompañaba el Lic. Enrique Bremerman Macías. Vi que a la par de ellos iban unas señoras y una “ muchachitada”   los acompañaba.

El amigo Pacheco andaba bien equipado con cámara y video, su propósito según me dijo, hacer un reportaje.

Bien dicen que el mundo están pequeño y tan grande a la vez. Digo esto, porque encontré a un amigo que desde hacía muchos años no lo había visto, Nelfo Pérez Hidalgo, de profesión profesor, radicó en Huixtla hace más de 25 años, hoy tiene su domicilio en Tapachula.  Nelfo tuvo una columna en el periódico El Informador, con el nombre “Desde mi trinchera”. En sus comentaros se enfocaba al movimiento magisterial.Actualmente ya no escribe en ningún medio informativo, pero sigue como dirigente magisterial a nivel estatal.

Las horas transcurrían y el día como que se nos escurría como agua entre las manos. Un sábado inolvidable, jamás podrán olvidarse esos momentos.

A sus alrededores de La Piedra ya no es como en otros tiempos, que no había más que malezas y lajas, sin faltar una que otra culebra o serpiente, la famosa cola blanca.

Hoy es todo diferente. El perímetro de esta enorme piedra, según datos es de 300 metros  y de altura 150 metros, a 1040 metros sobre el nivel del mar.

Es un paraíso donde usted puede disfrutar del silencio, a la entrada de La Piedra hay comedores de concreto con sus mesas y bancas. Es gratuito, solo no hay que dejar basura, para eso ponen unos tambos.

No hay problema para rodear La Piedra, existen andadores libres de maleza, sin peligro de que le muerda alguna culebra.

En el trayecto usted puede apreciar el panorama, hay una escalera en la no hay problemas para subir, es en forma de gradas, sin el riesgo de que se rompan, están hechas de varillas pegadas con cemento. Independientemente de esta escalera- gradas, hay otra la más antigua, a la que nadie se atreve a subir, por lo deteriorada que está.

A cada paso alrededor de esta piedra, se pueden leer letreros que indican que hay más adelante. En uno de esos tramos se encuentra la Virgen de Guadalupe pintada, lo que es el arco.

En una de esas tantas vueltas me encontré al guía. A don Jesús Morales Sánchez, con quien charlé  unos cuantos minutos. Es un hombre que tiene mucha experiencia de cómo entrar y salir de la famosa cueva que existe en esta piedra.

Pero antes de seguir con la conversación, le dije “don Jesús, platíqueme cómo es que usted logró este trabajo, de dónde es nativo, cuántos años ha trabajado aquí, si cobra o nomás se le da una gratificación.

No titubea en responderme, se ve en su rostro esa alegría de estar frente a los medios de comunicación. Se acomoda su boina y su morral y empieza con estas palabras.

“ Es un gusto conocerlo, mi nombre ya se lo di, pues aquí tengo 8 años en este trabajo de ser guía. No cobro, es una gratificación lo que pido. En un principio éramos 15, nos llevaron a un curso a Huixtla, todos se fueron, soy el único que sigo, creo que Dios me dio este trabajo. Pues a este lugar viene mucha gente, existen mitos, pero yo nunca he visto nada. Los meses que más vistan este lugar es en diciembre y enero. Yo soy parte de una cooperativa que se conforma de algunos  socios y nuestra responsabilidad es darle mantenimiento. Esta piedra es la segunda más grande del mundo, el primero en subirla fue don Javier Méndez moreno en 1960, la han visitado colombianos, alemanes, franceses, canadienses. Me gusta mi trabajo, tomé cursos en el Tec de monterrey, solo tengo cuarto de primaria, vivo a unos 15 minutos de aquí. Me han entrevistado gente de la televisión como los del programa “Chismoleando”, los del canal cuatro, canal trece del programa extra normal en representación del canal de las estrellas, pues aquí el que más nos escuchó fue el gobernador Juan Sabines, a él le  debemos que hoy esté bien arreglado esto, como usted vio, no es lo mismo de hace muchos años, cuando usted según me dijo que vino por estos lugares”.

Hasta allí la breve charla con don Jesús. Ahora sí había llegado la hora de entrar a la tan mentada y famosa cueva. En lo particular por mi estado de salud, no quería. Pero el que se lamía por entrar era mi varón, a quien le dije que entrara solo.

A exigencia de él, y al escuchar sus palabras como éstas “ Tú eres fuerte, por qué te me quieres rajar, ánimo chunco”. “ Nunca digas no puedo, si tú no eres de esos”.

Al fin me convenció, se me levantaron los ánimos y emprendemos el recorrido al interior de esa cueva. El guía adelante y manos a la obra.

Es un misterio inexplicable, a cada tramo se encuentran cientos de veladoras encendidas. Ciertamente hay otras cuevas y el que se mete solo sin guía se pierde.

El guía va explicando dónde vamos  a poner el pie, ya que en algunos tramitos se puede entrar parado, en otros agachados y en otros gateando, pero no es cosa del otro mundo.

Hay una parte donde está completamente oscuro, el guía pide que se apaguen las lámparas de mano.

Se encuentra un arroyuelo que según nos dijo el guía, en tiempo de lluvias, corre agua, que sale de un vertiente que por el momento sólo mantiene húmedo el lugar que es pequeño.

Son cien metros el recorrido y se hace en menos de 20 minutos. Después de haber entrado y salido de aquella cueva, no nos quedó de otra que sacudirnos el polvo e ir haciendo maletas para regresar.

Lo que si estoy seguro, que jamás me voy a arrepentir de haber entrado a esa cueva. Me habían platicado que había un jardín, un huerto, que había animales ponzoñosos, que algunos salen locos. Bueno…esto último no lo dudo que desde chamaco lo traigo, que no se me ha  desarrollado es otra cosa… Voy bien “mijo” o me regreso.

Mi chavo como que se quería quedar otro día. Pero yo tenía un compromiso de estar en Mapastepec al día siguiente y no nos quedó de otra, que emprender el viaje de regreso, para esto ya eran las dos de la tarde, enfilamos con rumbo al barrio La piedra y de allí a Santa Rita Coronado. El tiempo amenazaba con llover.

Por ser días festivos no había transporte para viajar, le hicimos la parada a una camioneta particular y fue la que nos trasladó a Huixtla, no sin antes decirle que se le iba a pagar, nos cobró lo del pasaje, 30 pesos cada uno.

Lo que queríamos es llegar, una vez estando en Huixtla, agarramos las bicicletas y nos trasladamos a nuestro terruño colonia Las Delicias.

No me resta más que darle gracias al Ser Supremo por darme otra oportunidad más de vivir y estar de pie.

A mi hijo José Ranulfo por impulsarme y darme ánimo, que no por estar un poco quebrado de salud, me “achicopalara”. Es todo “ sólo por hoy”.

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