María José Sánchez/Corresponsal
Tapachula.- Por más muros que se pongan, la migración no será frenada, toda vez que por naturaleza el ser humano es migrante; las personas son empujadas por la creciente delincuencia, pobreza, falta de empleo, precisó el coordinador de Pastoral del Movilidad Humana de la Diócesis de Tapachula, Padre César Augusto Cañaveral Pérez.
El objetivo es trabajar de manera conjunta para coordinarse ante el incremento del flujo migratorio. No se va a poder frenar la migración y es preocupante que los gobiernos no están respondiendo a las necesidades básicas de las personas, por eso salen en busca de mejores oportunidades de vida, ya que no tienen el derecho al trabajo, a la educación, vivienda, salud e incluso a la seguridad. Los países receptores tampoco tienen las condiciones para brindarles lo que necesitan, además de sufrir vicisitudes durante su trayecto por su vulnerabilidad.
Indicó que participan obispos de Guatemala, El Salvador, México, y sacerdotes, religiosas, religiosos y laicos de México, Honduras, El Salvador, Guatemala, Venezuela, Brasil, Haití, República Dominicana y Colombia, así como dos representantes del Vaticano, con la finalidad de coordinar los objetivos de la pastoral de movilidad humana para construir lazos y redes para apoyo a los migrantes y refugiados desde la iglesia, para que tengan alternativas y que por lo menos no se sientan extranjeros en la iglesia.
Cañaveral Pérez señaló que otra preocupación no es sólo por los que van del sur al norte, sino por esos cientos que están siendo deportados por Estados Unidos hacia México y Centroamérica, además los niños no acompañados es otra problemática porque para los gobiernos no son muy visibles, pero sí para la delincuencia y el crimen organizado, los cuales siguen saliendo también por la pobreza, violencia y hasta por desastres naturales.